LyJ A la misma hora en el mismo lugar, El iba cada tarde para verla pasar, Ella abrazada con el hombre aquel, Y él enamorado de esa mujer... A la misma hora en el mismo lugar, En la misma mesa y en el mismo bar, Dejaba el corazón llorando por amor, Por ese amor que le quitaba el sueño, la vida y la paz... Y luego por la noche él volvía a casa, Un beso, una caricia de quien lo esperaba, Siempre el mismo reproche, su mirada ausente, Siempre la imagen de ella, dueña de su mente... Y luego otra vez, despierto en la cama, Tratando de olvidarla, abrazado a su almohada, De nuevo esa pregunta: "dime qué te pasa?" Y él que le responde: "nada, hasta mañana..." A la misma hora en el mismo lugar, El volvió esa tarde para verla pasar, Ella como siempre con el hombre aquel, Y él que se moría por esa mujer... A la misma hora en el mismo lugar, En la misma mesa y en el mismo bar, Al final le escribió una carta de amor, Con lo que hubiera querido decirle y no se atrevió... Y luego por la noche él volvía a casa, Un beso, una caricia de quien lo esperaba, Siempre el mismo reproche, su mirada ausente, Siempre la imagen de ella dueña de su mente... Y esa noche en silencio se fue de la cama, Guardó en una maleta lo que le quedaba, Le puso a su mujer la carta en la almohada, A ese amor infiel, a la que tanto amaba... Y se fue despacio para no volver, Se marchó en la noche del domingo aquel, Pero cada tanto lo veían pasar, A la misma hora y en el mismo lugar...