En mi país, qué tristeza, la pobreza y el rencor. Dice mi padre que ya llegará desde el fondo del tiempo otro tiempo y me dice que el sol brillará sobre un pueblo que él sueña labrando su verde solar. En mi país, qué tristeza, la pobreza y el rencor. Tú no pediste la guerra, madre tierra, yo lo sé. Dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes; él siente que el pueblo en su inmenso dolor hoy se niega a beber en la fuente clara del honor. Tú no pediste la guerra, madre tierra, yo lo sé. En mi país somos duros, el futuro lo dirá. Canta mi pueblo una canción de paz. Detrás de cada puerta está alerta mi pueblo, y ya nadie podrá silenciar su canción y mañana también cantará. En mi país somos duros, el futuro lo dirá. En mi país, qué tibieza cuando empieza a amanecer. Dice mi pueblo que puede leer en su mano de obrero el destino y que no hay adivino ni rey que le pueda marcar el camino que va a recorrer. En mi país, qué tibieza cuando empieza a amanecer. En mi país somos miles y miles de lágrimas y de fusiles, un puño y un canto vibrante, una llama encendida, un gigante que grita: ¡Adelante... adelante...! En mi país brillará, yo lo sé, el sol del pueblo arderá nuevamente, alumbrando mi tierra.