Solamente la mano de Dios podrá separarnos. Nuestro amor es más grande que todas las cosas del mundo. Yo sé bien que nacimos los dos para siempre adorarnos. Nuestro amor es lo mismo que el mar, cristalino y profundo. Solamente la mano de Dios podrá castigarnos. Las demás opiniones, mi cielo, nos salen sobrando. Yo seré para ti nada más, te lo digo llorando. Cuando tú me trajiste tu amor, ya te estaba esperando. Nadie sabe, ni puede decir las cosas de amores. Porque todos se entregan borrachos de amor en el mundo. Es por eso que quiero gritar, sin matar ilusiones, que mi amor es lo mismo que el mar, cristalino y profundo. Tú no puedes dejarme de amar, ni yo de adorarte. Porque estamos unidos del alma, quién sabe hasta cuando. Solamente la mano de Dios podrá separarnos. Cuando tú me trajiste tu amor, ya te estaba esperando.