Fue una primavera arrancaban los 60 con la vida en bandolera. Yo tenía 17 y me decía ya eres muy mayor debes intentar vivir un gran amor. Y apareciste por un kiosco de Saint Germain, pedimos al unísono "salut les copains" y entre canciones de Francoise Hardi logré invitarte a un té du Paradis. Y te hablé de la poesía, de la carne y el placer y tú de la alevosía que se oculta en la mujer. Y me enseñaste a vivir, y me enseñaste a decir j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour avec toi. No has cambiado nada, tal vez una sombra de melancolía en la mirada aunque sigues conservando ese aire de muñeca virginal como una madonna rusa de Chagall y más que loco me volviste el mundo al revés, cuando me sentenciaste "je serai ta maitresse" aquella noche en el hotel ? después de ver "La peau douce" de Truffout. Y ahora que no voy al cine ni es tan dulce nuestra piel déjame que lo adivine tienes un amante infiel. Y me enseñaste a vivir, y me enseñaste a decir j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour avec toi. Y sin darnos cuenta, como mercenarios han entrado hasta con los 90 y ahora que por fin ya soy algunas cicatrices más mayor y tú una mujer pasando un mal de amor. Volvemos a encontrarnos, pero en esta ocasión yo te hablo del pasado y tú de tu decepción. después de recibir "les quatre cent coups", qué lejos ha quedado "l'amour fou". Como toda la poesía de la carne y el placer que fue sólo flor de un día que jamás ha de volver. Y me enseñaste a vivir y me enseñaste a decir j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour j'aime, j'aime, j'aime faire l'amour avec toi.