Yo sé que aunque tu boca me enloquezca besarla está prohibido sin perdón y sé que aunque también tú me deseas hay alguien interpuesto entre los dos. Quién pudo presentir que el verdadero amor nos golpearía de este modo el corazón; ya tarde cuando estemos sin remedio prisioneros de la equivocación. El deseo nos junta y el honor nos separa, y aunque amar no es disculpa que salve de culpa al amor tu destino es quererme, mi destino es quererte, y el destino es más fuerte que el orgullo, el deber y el honor. De otro brazo andarás por la vida pero tu alma estará donde estoy. Por prohibido que sea que en mis brazos te tenga, en el mundo no hay fuerza que pueda prohibir que te quiera y nos mate este amor.