En las murallas de Bagdad, un trompetero del sultán se asomó a pregonar que el mercado va a empezar. Habitantes de Bagdad ¿cuánto dan, cuánto dan por un grano en la nariz y tres callos del sultán? Mahoma, ¡qué sorpresa! ¡No es broma; es certeza! ¡No hay que perder la oportunidad de comprar los callos del sultán! ¿Para qué querrá dinero tan magnífico señor? Él, que todo tiene, ¿pa' qué quiere comprador? Pues lo quiere para ir al cine, comprar bombones y ser feliz y pasarse la función chupa y chupa su bombón. Es el sueño que acaricia Mustafá el barrigón.