Te quiero, dijiste tomando mis manos entre tus manitas de blanco marfil. Y sentí en mi pecho un fuerte latido después un suspiro y luego el chasquido de un beso febril. Muñequita linda de cabellos de oro de dientes de perla, labios de rubí. Dime si me quieres cómo yo te quiero, si de mí te acuerdas como yo de ti. Y a veces escucho un eco divino que envuelto en la brisa parece decir: Sí te quiero mucho, mucho, mucho, mucho tanto como entonces siempre hasta morir.