Muere el sol en los montes con la luz que agoniza pues la vida en su prisa nos conduce a morir Pero no importa saber que voy a tener el mismo final porque me queda el consuelo que Dios nunca morirá Voy a dejar las cosas que amé la tierra ideal que me vio nacer sé que después habré de gozar la dicha y la paz que en Dios hallaré Sé que la vida empieza en donde se piensa que la realidad pedida Sé que Dios nunca muere y que se conduele del que busca su beatitud Sé que una nueva luz habrá de alcanzar nuestra soledad Y que todo aquel que llega a morir empieza a vivir una eternidad Muere el sol en los montes con la luz que agoniza pues la vida en su prisa nos conduce a morir.