Hoy, aún llenos de fe dejándonos la piel al borde de un arcén. Hoy, jugar siempre es perder y andar, retroceder entre la espada y la pared. Aun no pudimos comprender que cada paso era un traspiés. Por sentir la emoción de arrancar al aire alguna canción fuimos hijos del Blues arrastrando más y más nuestra cruz. Hoy, es casi como ayer errantes por doquier tratando de volver. Buscando alguna solución poniendo siempre el corazón. Al tocar Rock & Roll deshojando el alma como una flor fuimos hijos del blues arrastrando más y más nuestra cruz. Generación perdida entra la multitud. Generación maldita cegada por la luz. Generación prohibida, hijos del Blues.