En un andn de la estacin, bajo el sol abrasador, t hablabas de un rascacielos del cielo de Nueva York. Vente pronto a ver el mar, y tu enva una postal. Yo ya saba que aquel da al final... Ahora tengo mucho ms, rojo, negro, par o impar, por fin la suerte trae un as, y un cristal para mirar, y una pared para colgar siete caras sonriendo en una foto de carnet. Mis cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad, nadie me dijo que el destino daba esta oportunidad. Uno ms uno son siete, quien me lo iba decir, que era tan fcil ser feliz. Cuntos aos llevo aqu, cuntos me pueden quedar, cul es el precio exacto de la felicidad. Una caricia del ayer, unas postales sin firmar, y aqul disco de Los Barnies no son cosas que guardar. Hoy sonro al recordar que soaras con volar, desde los bancos de Madrid no se puede ver el mar. Mis cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad. Nadie me dijo que el destino daba esta oportunidad. Uno ms uno son siete, quien me lo iba a decir, que era tan fcil ser feliz.