Vivo en un país libre, cual solamente puede ser libre en esta tierra, en este instante y soy feliz porque soy gigante. Amo a una mujer clara que amo y me ama sin pedir nada —o casi nada, que no es lo mismo pero es igual—. Y si esto fuera poco, tengo mis cantos que poco a poco muelo y rehago habitando el tiempo, como le cuadra a un hombre despierto. Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad.