Cuan ́ ya no alumbre, el candil arisco de mi corazón: vólvete a mi tierra, llévate mis coplas, y cántalas vos. Que mi cerro sepa, cómo lo he sentido, casi con dolor, sembrando mis versos allá, en la quebrada. Decíselo vos. Que toda la Puna vibre con el eco de cada canción. Que alguien las entone, de pie y cara al cielo, pero que seas vos. Quiero darle al viento, un poncho de notas con flecos de sol, que envuelto en mis zambas las silbe y las baile. Pedíselo vos. Si te ponés triste, pensá que en la noche embrujada estoy yo. Que si se ha perdido mi canto en la sombra, ¡perdurará en vos! Que toda la Puna vibre con el eco de cada canción. Que alguien las entone, de pie y cara al cielo, pero que seas vos.