Con su cartera de cuero viene el perrito cartero y en cada puerta se para y toca para que pronto le vengan a abrir. En toditas las casas viene dejando las cartas, que traen recuerdos y mil saludos de animalitos que no están aquí. El colibrí estaba triste, pues el correo no ha hecho llegar ninguna carta de su amiguita la golondrina que se fue a viajar. Pero aquella mañana, el cartero por fin trajo una carta lejana para el señor Colibrí. La golondrina decía: vine volando hacia el sur y ahora estoy en Guatemala bajo un cielo azul. Anduve viviendo en los bosques donde anida el quetzal, pero ahora me alojo en la torre de la catedral. En la portada decía: ¡Tengo una gran novedad! algo que me hace dichosa: ¡pues que ya soy mamá! Y con mis cinco polluelos pronto te iré a visitar, porque a México iremos en cuanto sepan volar.