Tiempos viejos y compadres de mi vida cadenera que ya no volverán mis años a gozar. Qué habrá sido de esa barra, bravucona y trensillera, que tanto dio que hablar por su guapear. Adiós, amigos de entonces, ya estamos viejos de tanto andar. Marcando una candombeada fue luciendo medias lunas y entre cortes y quebradas iba el tango provocador. Me acuerdo de aquellas farras que entre fueyes dormilones, rimaban los corazones un pasaje sentimental. Siglo de oro de ese tiempo en que el ñato Monteagudo, borracho de pernod, se quiso suicidar. Y del loco Puentecito y del viejito Lozano No los he vuelto a ver, ¿dónde andarán? Adiós, amigos de entonces, ya estamos viejos de tanto andar.