Para ahogar hondas penas que tengo, que me matan y que no se van, yo levanto temblando en mis manos esta copa de rubio champán. Los invito conmigo a beber que bebiendo se habrán de olvidar los destellos de amores perdidos que suelen los ojos de llanto nublar. Yo he sabido otras veces beber en la fuente de sus labios rojos y la luz de sus lánguidos ojos muchas noches de amor me embriagó. Pero, amigos, ella me olvidó y en el fino cristal de esta copa me parece que veo la boca que mil veces mi boca besó. En mi alma quedaron destellos de ese amor que no se irá jamás pues, por más que lo intento, no puedo esa luz que me quema apagar. Si esta noche borracho me ven a mí mismo me quiero engañar y es por eso que, amigos, invito: Bebamos, me quiero aturdir con champán.