Ahí, debajo de la tierra, no estas dormido, hermano, compañero. Tu corazón oye brotar la primavera que, como tú, soplando irán los vientos. Ahí enterrado cara al sol, la nueva tierra cubre tu semilla, la raíz profunda se hundirá y nacerá la flor del nuevo día. A tus pies heridos llegarán, las manos del humilde, llegarán sembrando. Tu muerte muchas vidas traerá, y hacia donde tu ibas, marcharán, cantando. Allí donde se oculta el criminal tu nombre brinda al rico muchos nombres. El que quemó tus alas al volar no apagará el fuego de los pobres. Aquí hermano, aquí sobre la tierra, el alma se nos llena de banderas que avanzan, contra el miedo, avanzan, venceremos.