¡Decí, por Dios, que me has dao, que estoy tan cambiao!... ¡No sé más quién soy!... El malevaje extrañao me mira sin comprender; me ve perdiendo el cartel de guapo que ayer brillaba en la acción. No ven que estoy embretao vencido y maniao en tu corazón. Te vi pasar tangueando, altanera, con un compás tan hondo y sensual, que no fue más que verte y perder (1) la fe, el coraje, el ansia’e guapear... No me has dejado ni el pucho en la oreja de aquel pasao malevo y feroz. Ya no me falta pa completar más que ir a misa e hincarme a rezar. Ayer, de miedo a matar, en vez de pelear, me puse a correr... Me vi en la sombra o finao, pensé en no verte y temblé. Si yo –que nunca aflojé— de noche angustiao me encierro a llorar... (2) ¡Decí por Dios que me has dao que estoy tan cambiao!... ¡No sé más quien soy! (1) En otra versión dice: que no hice más que verte... (2) Gardel canta: me pongo a llorar.