Cuando salí del pago. le dije adiós con la mano y se quedó mama vieja, muy triste, en la puerta ‘el rancho. Ella me dio el permiso, que yo pagué con mil besos y enderecé por la senda con mi bagaje de sueños. ¡Mama vieja!: Yo le canto, desde aquí, esta zamba, que una vez le prometí. Zambita ha‘i ser la primera, pa’ que se acuerde de mí. Aunque yo estoy muy lejos del pago donde he nacido; le juro, mi mama vieja, que yo de usted no me olvido. Yo se que, por las noches, desde una estrella me mira. Usted se fue para el cielo y mi alma llora y suspira. ¡Mama vieja!: Yo le canto, desde aquí, esta zamba, que una vez le prometí. Zambita ‘i ser la primera, pa’ que se acuerde de mí.