Con la espada y con la cruz, por religión y con nobles sentimientos, por razón; vino el gran señor, el conquistador, en busca del oro. Trajo explotación, civilización y el perdón de su dios. Válgame Dios. Con la espada y con la cruz y la ambición nuestras tierras descubrieron ante Dios masacraron, exterminaron, impusieron su voz y aquel indio, noble indio a otra vida pasó. Y han transcurrido cientos de primaveras y la sangre sigue su caudal, se atrinchera detrás de la piel muy cerca de la palabra o más bien de ideas que la acción arrebata. Desde la Conquista a nuestros d&iaacute;s la historia, ha visto empuñar maacute;s de una vez el fusil ha visto a sus hijos dar la sangre, no en vano. Esta historia joven es bien vieja y sufrir. Desde nuestra Sierra hasta los Andes lejanos, palmo a palmo de esta tierra y la del sol pecho a pecho, bala a bala supo de glorias pecho a pecho, bala a bala, revolución. Otra espada y otra cruz por religión también nobles sentimientos por razón el nuevo señor busca dividir la verdad de todos; para que al mentir no puedan seguir la verdad que somos. Revolución.