Angélica, cuando te nombro, me vuelven a la memoria un valle, pálida luna en la noche de abril, ]bis y aquel pueblito de Córdoba. ]bis Si un águila fue tu cariño, paloma mi pobre alma; temblando, mi corazón en tus garras sangró ]bis y no le tuviste lástima. ]bis No olvidaré cuando en tu Córdoba te vi y tu clavel bajo los árboles robé, Mis brazos, fueron tu nido; tu velo: la luz ]bis de la luna entre los álamos. ]bis Tus párpados, que por instantes te vuelven los ojos mansos, recuerdan, cuando en el cielo de pronto se ve ]bis que nace y muere un relámpago. ]bis La sábana, que sobre el suelo se tiende cuando la escarcha, no es blanca como la tímida flor de tu piel, ]bis ni fría como tus lágrimas ]bis No olvidaré cuando en tu Córdoba te vi y tu clavel bajo los árboles robé, Mis brazos, fueron tu nido; tu velo: la luz ]bis de la luna entre los álamos. ]bis