Cantinero, que todo lo sabes, he venido a pedirte un consejo. Pero quiero que tú no me engañes, no me digas que no eres parejo. Ya tomé mil botellas contigo y me has dicho las cosas más crueles. No me digas que no soy tu amigo y confiesa también que la quieres. Yo no voy a matarme por nadie, yo mi vida la vivo borracho; si me cambia por ti, qué bonito: tomaremos los dos a lo macho. ([Hablado:] ¡Sirve las otras pues! ¡De una vez!) Cantinero que todo lo puedes, no me tengas respeto ni miedo. Tú me das un balazo, si quieres. Yo aunque quiera pegarte, no puedo. Se me doblan las piernas de sueño. Dame, pues, otra mugre botella. Pero dime que tú eres su dueño y brindemos contentos por ella. Yo no voy a matarme por nadie. Te la dejo; por Dios, te la dejo. Pero choca tu copa conmigo y me das o te doy un consejo.